Texto de Gabriela - "HAY DOS SIN TRES"
GABRIELA VILLANUEVA
“HAY DOS SIN TRES”
Eva era muy jovencita , andaba por los 22 ; aún así con
escasos años de vida ya había tenido algunos desencantos amorosos que la
llevaron a tomar la decisión de hacerse dos abortos. Así de fuerte y
violenta comienza esta historia.
Con casi el final del principio; un tanto controvertido y
oscuro, pero así de real casi shockeante lo que voy a contarles.
Eva y yo nos hicimos amigas, amiguisimas, en el pensionado
del barrio de Nuñez.
Allá por nuestros veinte añitos.
Eva era linda, unos ojazos turquesas imposibles de
olvidar, alta, lánguida, con cara de tristona, pero llena de
chispa por momentos. A los varones solía fascinarlos sobre todo su
humor histriónico , como también su belleza natural y su cuerpo etéreo.
Venida de su lejana OLavarría, como acostumbraba
decir; solía tenerla de regreso por sus pagos a visitar a su madre tan
sólo 2 o no más que 3 veces al año. Transitaba por años difíciles, hija única
de Natalio y Marcela . Me asoma un lagrimón acordarme de Natalio ,un
luchador, que militaba en las villas con la gente del padre Mugica, y un
día lo buscaron a golpes de pistola y culatazos se lo llevaron prometiendo
que sólo sería un interrogatorio, pero nunca volvió. La madre revolvió
cielo y tierra, él nunca apareció y Eva ni siquiera pudo despedirse,
ya que esa noche se encontraba en un baile del colegio, para recaudar
fondos para el viaje de estudios.
Con mucho sacrificio la madre había logrado pagarle el
pensionado para que ella viniera a BA y estudiar arqueología. Eva, a los tumbos
con su ánimo, iba de brazo en brazo y de cama en cama, de cuanto chico conocía,
ya fuese en la facu, en el subte o en algún bar. Así a los tropiezos empezó y
dejó la universidad, cambiando de carrera, porque estaba visto
que ella y la razón no iban de la mano de sus sentimientos. Mejor dicho no
pensaba antes de actuar, y los impulsos amorosos la llevaban a esas situaciones
complejas, de mierda, chotas, como dije en el principio del relato.
Me acuerdo haberla conocido tocando la guitarra, uy vengame
Dios qué voz maravillosa y gloriosa tenía Eva ...o tiene ?
Me vienen a la mente Eva y sus letras de Serú Giran, Vox Dei
, Pedro y Pablo, una voz Engolada, potente que lograba cada noche
que todo el grupete congregado en la sala de arquitectura dejara lo
que estaba haciendo para tararear con ella y escucharla ya que merecía mucho
más que sólo un par de oídos , más bien cuerpos enteros abrazándose y entregándose a
vivir con ella la magia de sus melodías.
Entre canción y canción, algunas le cebábamos unos
deliciosos mates , y ella aprovechaba para descansar unos minutos su
garganta y nos deleitaba con sus historias de amoríos que nunca tenían
final feliz. Las futuras arquitectas y diseñadoras , apostadas en sus tableros,
refunfuñaban por cierto en busca de silencios para terminar sus eternas
maquetas, aunque el encanto que Eva provocaba con las historias y con su
música, embelezaba a todas.
Fue después del primer año, que Eva tan sólo no avanzó más
allá del curso de ingreso, cambió a Filosofía, y acabó abandonando y
encarando buscar algún rebusque changa para sostenerse
económicamente. Ya éramos pocas las que por aquel año continuábamos en aquel
pensionado . Las demás habían tenido mejor suerte que nosotras y
habían emprendido camino a algún depto ; por lo que, con el tiempo,
me convertí en casi su única confidente.
Ahi vinieron noches de cervezas, o de vino tinto barato,
guitarra va guitarra viene y ese frío invierno del 82 creo.. O no sé si
el 83...El 82, asoman en mi mente borrosos recuerdos, como Alfonsin
que todavía no era presidente; sí, fue ese invierno después de
Malvinas. Ahora me viene a la memoria, imposible olvidarme !! Fue la noche
del 25 de agosto.
Recuerdo perfectamente, fuimos a cenar con mis hermanos papi
y mamá que decidieron venir Acá. Al volver de cenar en un restaurancito de
Barrio Norte, cálido , acogedor , nada descollante pero con rica
comida española como a papi le gustaba, andaba ya en el 152 de vuelta por
Av Cabildo, acaso ya empezaba a inquietarme tanto por la hora límite de
llegada al pensionado, pero todavía mucho más expectante por lo que sería
la charla con Eva, que querría decirme que fuese tan urgente.
Eva me había dejado una notita en mi cama , que reclamaba
con cierta premura verme esa misma noche. Me sonó raro. A ella no le
importaba acostarse tarde porque por el momento ni estudiaba ni trabajaba; pero
yo había empezado un trabajo nuevo, un tanto formal y no quería perderlo
por quedarme dormida una mañana. Pero si Eva me necesitaba allí estaría
firme, como un granadero aunque debiese sacrificar unos horas de sueño. Nos
habíamos hecho muy unidas y super compinches por esas épocas. LLegué a pasos
acelerados, fui directo a su piso, y tratando de no despertar a las
compañeras de cuarto de Eva, hice el golpeteo de manos que usábamos como
seña secreta entre nosotras. Yo, ya a esa altura un tanto impaciente,
nerviosa por el halo de misterio en su mensaje, sumado a que en los
últimos días no la sentí ni la percibí de muy buen talante. Eva acudió de
prisa, con un abrigo arriba del pijama, y con el atado de puchos en la mano, y
un par de cervezas frías. Nos fuimos a escondidas por los pasillos a la
terracita de mi piso; sabíamos que la monja de la guardia, no solía cerrar
la puerta de acceso a esa terraza. De hecho estaba entreabierta, debía ser
el viento que se embolsaba, así que corrimos a escondernos allí.
Esa noche ventosa de agosto todavía nos hacía temblar, pero
si de confesiones de invierno se trataba, pues nos olvidábamos de la
temperatura, de las ráfagas de viento y de la humedad del rocío en esas
baldosas ásperas.
Eva, con su desparpajo habitual, me desenbuchó sin preámbulo
ni introducción alguna, que con Matías el último chabón de turno , habían
hecho el amor 4 días seguidos, que le había volado la peluca entre noches
de fasos rock and roll y alcohol; y ella, ni se había acordado de tomar
sus pastillas anticonceptivas por 3 días.
Yo fumaba un Marlboro tras otro, sin prisa y sin pausa y me
empinaba la birra hasta la última gota.
Ella , fresca como una lechuga , entre confesión y confesión,
me tarareaba Rasguña las piedras,sin parar.
Yo, cada vez más ansiosa y nerviosa, no reparaba que pasaba
la hora , mis dedos enroscados tensos y mis uñas me dolían por no parar
de comermelas. Temblaba de nervios. Hasta que no soporté un minuto más , y la
increpé . La encaré sin tenerle un ápice más de paciencia, con el diablo
saliendo cual espuma de mi Boca y le susurré con violencia : " qué
carajo te pasa Eva , no te das cuentas de la animalada te mandaste de no
tomar las pastillas, tenés conciencia ?? "
Eva estalló en una carcajada, tentada no paraba de
reír y yo la hacía callar para que no nos descubrieran, hasta que siguió
riendo pero como en silencio, para sus adentros . Se fue apagando de
a poquito y no logré sacarle una palabra más de lo sucedido.
Le rogué, le supliqué de mil maneras que me dijese la
verdad. Hasta que al cabo de un rato, largo eterno inacabable rato,
Eva se dio vuelta para mirarme con sus faroles turquesas un tanto
apagados por la tristeza , su rostro con una mueca de sonrisa desganada, y
apenas rodando en sus mejillas, algunas tímidas lágrimas, me dijo TENERLO!! o
querés que me arriesgue a morir en el 3er. intento ?
Hoy, con el diario del lunes, pienso que toda la
inteligencia que tenía no supo usarla para subir la escalera de su inteligencia
emocional . La suma de malas decisiones y alguno que otro fracaso, la llevaron
a volverse a su OLavarria natal, a vivir con su madre y el crío y le truncaron sus
proyectos y sus sueños de libertad.
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